El proceso de
coloración mediante pigmentación actúa por absorción y dispersión a la vez, dando lugar a una reflexión de conjunto.
Esto significa una diferencia puntual respecto al proceso de tintura de la piel
propiamente dicha, donde la coloración se produce únicamente por absorción.
En el cuero se utilizan mayormente preparaciones pigmentarias líquidas con
propiedades coloristas e intensidad de color constante. Mezclando diferentes
colores base se consigue una amplia gama de matices y tonos.
Pigmentos inorgánicos funcionan generalmente bien con respecto a cobertura, que es
muy importante para la corrección de los defectos de flor o si se busca una alta consistencia de color (en
tapicería de automóvil, por ejemplo).
Se debe poner especial cuidado cuando se utilizan pigmentos que contienen metales pesados tóxicos (mercurio, cadmio, plomo, cromo VI, etc.) Por supuesto, estos materiales están sujetos a las regulaciones relativas al
usuario final (por ejemplo, artículos infantiles). Algunos pigmentos llevan a restringir
la solidez a agentes como los sulfuros, los productos de limpieza potentes (por ejemplo, EDTA) o de pH alcalino (jabón), así como la capacidad de interactuar con agentes de curtido vegetal. Ciertos pigmentos,
finalmente, pueden producir enlaces cruzados con aglutinantes butadieno, iniciando reacciones de radicales que conducen a
formar una película dura y quebradiza sobre la "piel mal acabada".