La gran capacidad de retención
de agua en la piel tiene un límite: la saturación. Una vez
alcanzada ésta, el cuero comenzaría a ser cada vez más
inconfortable, a medida que aumentara la cantidad de agua. Sin embargo,
en la práctica no ocurre así, porque la porosidad de la piel
facilita que el agua salga al exterior, donde se evapora.
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Fig. 4.
Piel teñida a la que se ha dado un tratamiento para repeler el agua,
sin que por ello pierda su porosidad. (De esta piel se ha cortado un disco
para el ejercicio de siguiente gráfico). Observando a simple vista
la flor de una piel sólo curtida y que no ha recibido capas de productos
de acabado en su superficie, parece que estamos ante una materia que no
tiene más poros que los de las vainas pilíferas que la atraviesan
en toda su extensión. |
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Pero la foto de esta figura, tomada con el
SEM a 1.000 aumentos sobre la flor de una piel antes de su curtición,
revela la estructura filamentosa de esta superficie; quedan así
evidenciados los incontables microporos existentes entre filamentos. |
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Se comprende
fácilmente que la aplicación de capas o películas
de productos de acabado sobre la flor (o la carne) de la piel puede modificar
y/o anular esta propiedad, con lo cual se pierde una de las propiedades
relevantes de la piel. Esto es tan importante que afecta incluso a la denominación
de las pieles cuando llevan estas capas de cobertura.
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El Consejo
Internacional de Curtidores en la revisión del Glossary of Leather
realizada en 1983, señala que ya no se pueden denominar como PIEL
o CUERO aquellas pieles que lleven una capa de acabado superior a los 0,15
mm. Cuando la capa está comprendida entre 0,15 mm y una tercera
parte del espesor total del producto, entonces se denomina PIEL CUBIERTA
o CUERO CUBIERTO.
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Fig. 5.
Demostración
de la porosidad al aire. El disco de piel queda aprisionado entre los dos
tubos cilíndricos de cristal, mediante una brida metálica.
la cubeta formada en la parte superior, cuyo fondo es la misma piel, se
ha llenado con agua. Por la parte inferior se inyecta aire, y la constante
salida de burbujas demuestra la porosidad de esta piel. Esta doble porosidad
de la flor (vainas pilíferas y microporos entre filamentos) se evidencia
en el dispositivo que aparece en la figura anterior. Se trata de una demostración
realizada sobre un tipo de piel que ha recibido un tratamiento para no
dejar pasar el agua, sin que por ello pierda su porosidad (figura siguiente).
En el dispositivo se ve un disco de esta piel, aprisionado entre dos tubos
cilíndricos de cristal mediante una brida metálica. En la
parte superior queda formada una cubeta, con fondo de piel, que se ha llenado
con agua. |
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Cont. 01/4. Análisis bioquímico de
la piel
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